jueves, 30 de agosto de 2007

Leyenda (Tlahtolpapalotl)



Mi vigésima obra, "Leyenda" (Tlahtolpapalotl, en la lengua Nahua de los Aztecas) es una obra mucho más ambiciosa que mis anteriores composiciones. Es de hecho un musical de larga duración para ser puesto en un escenario, con música de acompañamiento para ser interpretada por una orquesta profesional y con cantantes profesionales (tenores, barítonos y sopranos).

"Leyenda" está basada en el relato clásico de los Aztecas usado para describir los dos volcanes que imponen su majestuosidad sobre la ciudad de México, la leyenda del gran guerrero Popocatépetl y la princesa Iztaccíhuatl.

La construcción del tema fue una labor extraordinariamente difícil en virtud de que existen no una sino varias versiones de la leyenda de Popocatepetl e Iztaccíhuatl. Esto me llevó a consultar inclusive con gente descendiente de aquella civilización azteca que aún hablan el idioma Náhuatl en nuestros días. La versión final fue el común denominador que acerca la leyenda a su dimensión más humana sin quitarle su carácter épico.

En el mejor de los casos, inclusive un músico profesional de la estatura de John Williams (el autor de la música para temas de películas como La Lista de Schindler, La Guerra de las Galaxias y E.T. El Extraterrestre) batalla para componer más de dos minutos de música de calidad al día. Entendiblemente, para un "amateur" que jamás en su vida ha pisado una academia musical y mucho menos un conservatorio, escribir un musical cercano a las dos horas con música continua sin punto de reposo representa un esfuerzo que ciertamente requiere de paciencia.

Puesto que el musical fue desarrollado para consumo del pueblo de México y los demás países de habla hispana, la letra de las melodías está en Español, lo cual creo que le facilitará a los que la puedan ver puesta en escenario (si algún día alguien la toma para montarla en escena) el seguimiento de los diálogos, lo cual creo que será un alivio para quienes han escuchado óperas cuyas letras están en Italiano, obras como Carmen de Georges Bizet cuyas letras están en Francés, o musicales del tipo "Broadway" cuyas letras están en Inglés.

De cualquier manera, dentro del musical incluyo dos composiciones cuya letra está en Náhuatl. La letra está tomada directamente de las poesías atribuídas a uno de los Emperadores Aztecas más grandes de todos los tiempos, Nezahualcóyotl: Xopan Cuicatl (Canto de Primavera) y Cuicatli Quicaqui (Canto Triste). La letra original es de él, yo lo único que hice aquí fue poner la música.

Para facilitar un cambio rápido de vestuario y de escenario, tuve que desarrollar para "Leyenda" lo que he llamado "interludios musicales", con una duración que puede ir de los cuatro o cinco minutos hasta los (más o menos) nueve minutos. Esto permite proporcionar una pausa musical evitando un período de silencio entre varias escenas que podría ser aburrido para muchos.

"Leyenda" empieza con una "salutación" al público, una apertura muy breve de sonido de "trompetas" que intenta simular el sonido de las conchas marinas que los Aztecas utilizaban a modo de trompetas (bueno, en realidad he recurrido al uso del corno francés para obtener un mejor efecto de simulación del sonido de las conchas marinas).

Tras el sonido de las conchas anunciando el inicio de la obra, se lleva a cabo la ejecución de otra breve sección titulada "Tambores Aztecas", en la cual intento recrear los sonidos del Panhuehuetl y el Tlapanhuehuetl, los tambores que los músicos Aztecas usaban en sus ceremonias (un tambor dá un sonido más grave que el otro).

Inmediatamente tras la ejecución de "Tambores Aztecas", se inicia la ejecución con una orquesta para cuerdas de la "Obertura", la cual contiene un anticipo de algunas de las melodías que el oyente encontrará en varias escenas del musical.

Estas tres composiciones, "Conchas Marinas", "Tambores Aztecas" y "Obertura" forman lo que podríamos llamar la "Apertura Inicial" del musical. Al terminar la Obertura, ha llegado el momento de levantar el telón mostrando una pantalla en la cual se pueden apreciar los "dos volcanes" de la ciudad de México, el Popocatepetl y el Iztaccíhuatl, mientras una fina neblina empieza a bajar del escenario hacia el público. Con un fondo musical suave, se escucha la voz de un niño pequeño preguntándole a su padre qué son esas montañas nevadas que se ven en la lejanía, a lo cual su padre le responde que son dos volcanes, detrás de los cuales se esconde una leyenda hermosa cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. El niño le pide a su padre que por favor le cuente esa leyenda, a lo cual su padre responde gustoso empezando el relato de una gran civilización que por su organización y su riqueza rivalizaba con las más grandes metrópolis de Europa en aquella época.

En este punto, la pantalla deja de mostrar a los dos volcanes y empieza a mostrar varias pirámides de México, así como estructuras, reliquias y objetos indígenas de los tiempos que tuvieron lugar antes de la Conquista Española, mientras un dueto de flautas que intenta simular a las flautas Tlapizaltzintli de los Aztecas ejecuta el "Primer Canto Indígena". A la mitad de la ejecución del "Primer Canto Indígena", cae el telón para dar oportunidad para montar el primer escenario y preparar a los primeros cantantes.

Terminado el "Primer Canto Indígena", se levanta el telón, y estamos ante la representación en escenario de lo que sería el Mercado Tlatelolco de los Aztecas. Una soprano acompañada en intervalos por ecos de coros entona las letras de "La Gran Tenochtitlán". Y así dá comienzo la obra.

Para quienes estén interesados en el programa del musical, helo aquí a continuación:


Leyenda

Programa

Salutación (Conchas Marinas)

Tambores Aztecas

Obertura

Preludio

Ce Cuicatl (Primer Canto Indígena)

La Gran Tenochotilán

El Susurro del Amor

Almas Gemelas

Nido de Víboras

Tlatoani Cuicatl (Canto del Emperador)

Entrada del Poeta Azteca

Xopan Cuicatl (Canto de Primavera)

Cuicatli Quicaqui (Canto Triste)

Huitzitzillin (El Colibrí de la Princesa)

Intrigas

Matlatl (La Trampa)

Tetlamomoliztli (La Prueba)

La Partida

Perfidia

Necaliliztli (La Batalla)

---- INTERMEDIO ----

Ome Cuicatl (Segundo Canto Indígena)

Tlamanalli (Ofrenda)

Júbilo Triunfal

Teicnoittaliztli (Clemencia)

Amatlacuilolli (El Mensaje)

Hacia Tenochtitlán

Tenamiquiliztli (Encuentro)

Cambio de Planes

Fatalidad

Tenmictli Miquiztli (El Sueño de la Muerte)

Presentimientos

Cuepayotl (El Retorno de Popocatepetl)

Ascenso

Cochitlehua (Visiones)

Iyohuilcayotl (Castigo)

Lamento de Popocatepetl

Sublimación

Entre cada segmento del programa se han situado "interludios musicales" con el fin de que entre cada caída y ascenso del telón para cambio de escenario la música continúe fluyendo sin parar. La única parte de la obra en la cual hay un período silencioso es durante el intermedio a la mitad de la obra, un intermedio de unos cinco, diez o quince minutos.

La versión española de los Aztecas es que, según los Conquistadores, no eran más que una horda de salvajes dedicados noche y día a los sacrificios humanos, una civilización en decadencia. Sin embargo, hay razones para sospechar que la visión del Imperio Azteca a la cual estuvieron contribuyendo los Conquistadores después de la caída de Tenochtitlán siempre fue una visión deliberadamente torcida y exagerada para justificar de alguna manera lo que, a fin de cuentas, fue un genocidio brutal con el fin de apoderarse de todo un continente abundante en el oro y la plata por los cuales los Conquistadores siempre mostraron una ambición desmedida. De no haber sido una civilización ampliamente organizada, los Aztecas antes de su caída jamás le habrían podido propinar a Hernán Cortés una derrota militar tan amplia que le costó una buena parte de sus soldados, la derrota de "la Noche Triste". A la caída del Imperio Azteca contribuyó también la diseminación de la viruela con la cual los primeros Conquistadores españoles infectaron al pueblo azteca, lo cual diezmó a una buena parte de la población que carecía de defensas inmunológicas para poder resister y sobrevivir a esta peste, dejándolo a merced de los saqueadores llegados de Europa (en este sentido, sin saberlo los Conquistadores españoles portaron consigo una de las armas más potentes y mortíferas de nuestros tiempos, la guerra bacteriológica). Como también contribuyó la gran traición de la Malintzin (mejor conocida como la Malinche), la cual le proporcionó a Hernán Cortés sus servicios como traductora para facilitarle a Hernán Cortés de otros pueblos aledaños los guerreros necesarios para reponerle a Cortés los soldados que le mataron los guerreros Aztecas en "la Noche Triste". Los Aztecas jamás tuvieron oportunidad alguna para dejar su propia versión de su vida y de su historia porque los Conquistadores Españoles, además de resultar unos verdaderos saqueadores, hicieron una labor extraordinariamente eficiente para destruír casi en su totalidad las "bibliotecas" que poseían los Aztecas, en las cuales estaban almacenados muchos de sus conocimientos consignados en lo que hoy se conoce como los "códices". Los pocos códices que quedan hoy en día y que por un milagro del destino lograron sobrevivir a la vasta destrucción y genocidio llevados a cabo por Hernán Cortés y sus saqueadores son testimonio de que los Aztecas ya habían logrado desarrollar un lenguaje pictográfico que estaba en proceso de evolución continua.

En lo que a los músicos Aztecas respecta, no sé cómo pero de alguna manera sé que no eran unos principiantes que sólo se dedicaban a golpear tambores en tiempos de guerra, la música había sido elevada por ellos a un nivel casi sagrado a grado tal que si uno de los músicos se equivocaba en la ejecución de alguna "partitura", le podía costar la vida por haber incurrido en tal sacrilegio. Imaginemos por un momento a varios músicos con conchas marinas, cada concha marina seleccionada y "pulida" para dar una tonalidad diferente. Entonces al sonar varias conchas marinas al unísono y alternarse los sonidos entre sí, tendríamos el equivalente de una orquesta sinfónica que no le habría pedido nada a las orquestas sinfónicas de Europa. Si a esto le agregamos las flautas Tlaplizaltzintli utilizadas por los más virtuosos músicos Aztecas, además de las percusiones de los sonidos de tambores ajustados para producir distintas tonalidades, tendríamos algo extraordinario. Desafortunadamente, los Conquistadores hicieron una muy buena labor en destruír prácticamente todos los instrumentos utilizados por los músicos Aztecas, además de que hicieron una muy buena labor en matar a casi todos los músicos Aztecas durante la caída de la Gran Tenochtitlán. Y todavía así, tuvieron el atrevimiento de presentarse como los supuestos salvadores de la población indígena de América, cuando su única motivación era quitarles el oro a los pueblos que estaban invadiendo, algo que también hicieron de modo muy eficiente.

"Leyenda" representa en cierto modo un esfuerzo por rescatar lo más noble y lo más puro de las tradiciones de una gran civilización que ya no pudo seguir creciendo por factores del destino más allá del control de los moradores de lo que terminaría siendo la Nueva España.